la ciudad máscara de las frutas preciosas
en este tren no habrá más aves marchitas
no habrá niños como liebres muertas
ya no estarán fecundados los carros acartonados
al llegar la madrugada
la ciudad entrará en el pan de los pobres
y les veremos crecer un piano en sus narices
en este tren
la ciudad tiembla en el vagón de la tarde
y es mejor huir al descanso de la parra luminaria
que se abre abanicando sus ojos como en el juego mórbido del lince
huir de las candelas reflejadas en los barrios
que hacen brillantina en las vásculas de las estaciones
simulando orcas de fuego fatuo
las casas huelen a manzana escondida
y las muchachas arrullan sostenidamente
en la entrada de los sanitarios
se puede volver de la vida y de la muerte
del mismo modo en que no hay palabras para las palabras.
viernes, 26 de enero de 2007
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2 comentarios:
cuesta un poco la forma. pero se abren infinidad de imagenes y sensaciones, es hermoso ese contenido. y, depende quien y como, cada una de tus poesias se vuelven infinitas. esta bueno no globalizar la llegada de el hecho artistico: ahora todos lloran, ahora todos rien, ahora todos se indignan con el autor. esta bueno hacer explotar los cerebros. no hay palabras para las palabras. te felicito por tu fruto precioso.
natalia.
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