a Carmen Ifrán
en esta calle
como si fuera en una catedral
las piernas más abiertas que la primavera
manos de lana en la faja de los suelos anatómicos
se llenó de nombres
dócil pestaña de arco iris
para mantener ocupados los huecos centrales
los brazos en la roca de las caracolas de una sola palabra
en la fábula de los barrios
frente a los mendigos de buena voluntad
la masturbación obrera se minó de vientos prodigiosos
y el pabellón secreto halló la unidad de la sangre
en el mástil de las frentes elevadas
donde un corazón incandescente marcó el orden
en que debío crecer el ardor de las sombras
y se vaciaron sus músculos
y se hincharon sus tetas en los claveles
para que el origen del hombre sea esta vez por sobre el hombre
y los gesticuladores metieron sus codos
y en las nervaduras de los labios
se hamacaron las cabeceras de los gorriones
y se mojaron las barbas los enanos
tras las rejas
los guardiacárceles aniñaron en llanto
y mostraron la sustancia del alma cubierta de un cuerpo inexistente
miércoles, 21 de febrero de 2007
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1 comentario:
Estuve leyendo tus poesías, dejan bolar la imaginación, he notado que hay elementos que son recurrentes.
Por lo general haces referencia diferentes sentidos, por un lado a la vista porque en la mayoría de tus poemas nombras colores o coloreas los objetos. Al tacto cuando le das textura a las cosas, como cuando colocaste: “La muñeca enterrada en la hoguera del azar”, en este caso jugas con un elemento que representa al calor.
También aparece constantemente la mano como objeto, por ejemplo cuando pusiste: “pero mi mano tenía candados que se abrían solo con la voz”.
Y por último repetís en la mayoría de las poesías que están colocadas en tu página la figura de la madre, casi siempre la nombras explícitamente, o como en este poema implícitamente: “fuera de este jardín es posible beber la leche de sus senos”.
Bueno, espero que sigas agregando poemas así vuelvo a escribirte dentro de poquito...
Bsots
Paula
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